domingo, 1 de noviembre de 2015

La cariátide y su diálogo con el silencio.

Hay veces en la vida, que descubrimos la capacidad que tenemos para permanecer en pie. Para resistir y transformarnos una vez más.
Siempre hablo de los cambios, a veces lo hago constantemente, pero es que creo firmemente que de todas las habilidades que poseemos, es una de las más especiales.
Pienso a menudo, que la capacidad de regeneración de nuestro ser es el mayor síntoma de evolución.
Esa habilidad y el silencio.

El silencio es noble y digno. Cuando estamos cómodos con él, es fácil escuchar lo que nos tiene que contar. Siempre tiene algo bueno que decirnos, nos da pequeños matices de cambio que si los recogemos, nos llevan en el camino de la búsqueda personal y el encuentro de la paz con uno mismo. Por eso es tan importante el silencio, porque ayuda a la revisión, a escucharnos. Aunque muchas veces temamos lo que nos tenemos que decir.

Nuestro silencio siempre habla de nosotros y tenemos que saber afrontarlo, sólo así podremos transformarnos son sus palabras.


Por eso a veces, decido ser cariátide, para mantenerme en silencio, firme, derecha y fuerte.


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