martes, 26 de agosto de 2014

Porque te miro a los ojos y no me sale la voz...

Leyendo hoy un post de "En un mundo de grises" he reflexionado sobre el amor que callamos. Sobre todas las cosas que no decimos, sobre las caricias que guardamos detrás de nuestras manos y los ojos que delatores de nuestro interior, guardamos protegidos e descifrables, tras unas gafas.

Y no puedo evitar preguntarme: ¿Dónde irán, si van a algún lugar, todas las palabras que callamos? ¿Y nuestras fantasías de futuro con esa persona? ¿Y el amor cuando no es correspondido?
¿Habrá una playa llena de sueños fallidos? ¿Tendrán forma de esferas rotas?

¿Y si en verdad todos esos pensamientos y esas palabras que no decimos, no van a ningún sitio, se quedan dentro de nosotros consumiéndonos? ¿Y si ahora entiendes con esto, lo muchísimo que aún te quiero? ¿Y si soy yo la que tampoco lo sabe?

Quizás no decimos todo lo que sentimos, porque en verdad, con el tiempo nos daremos cuenta que no era ni tan importante ni tan relevante. He creído amar muy profundamente a algunas personas en mi vida, como si el corazón no se me pudiera estirar más, como si no hubiera mañana. Y resulta que después, un día, aparece otra y te das cuenta que todo eso se ha pasado, que sí se puede querer más, que sí podemos volver a tener nuevas historias que soñar.

Entonces comprendes que todo lo que no hiciste, todas las palabras que dejaste ir volando, todas las caricias que no diste y todas las miradas que no te delataron, no lo hicieron porque sencillamente esperaban a otra persona.

Y te das cuenta que no está tan mal todo lo que escondemos ahora detrás de los ojos.


Sin besos de despedida, y sin palabras bonitas... porque te miro a los ojos y no me sale la voz... #Diasdeverano


martes, 12 de agosto de 2014

Más vale encender una vela...

Llevaba semanas sin escribir en mi blog, aunque nunca pensé en abandonarlo. Sin embargo en ese tiempo que decidí tomarme,  reflexioné bastante sobre "la dignidad del silencio". Y en como es mejor callar cuando no hay algo bueno que decir. En como es mejor dejar ir, a quedarse y remover el dolor.
Yo estuve enamorada y también dolida. En una verdadera encrucijada de sentimientos. La metáfora de navío a la deriva se parecía más a mi vida de lo que me gustaría admitir y no entendía como las aguas que en tiempos pasados parecían primaverales, habían resultado estar tan llenas de monstruos marinos.

Ahí pequeñita, en la oscuridad del océano, agarrada a unas pocas tablas, fui resistiendo al huracán, respirando entre la niebla, resistiendo los navajazos de la noche. Maldecía a la oscuridad y no encendía una vela... Hasta ayer.
Ayer la encendí y se hizo la luz en el mar, y todo volvió a ser claro día.
Y los monstruos descubiertos, huyeron, y yo reconocí mi barco y mis verdaderos delfines, con mis verdaderas alas. Y entendí que yo no había estado en esa noche para conocer su esencia que es oscura, engañosa y cobarde, yo había estado en ese lugar para conocer la luz y el poder que yo tenía, uno tan grande que cuando deseara, podía hacer nacer en cualquier parte, un claro día.

Me leí la piel, como se leen las lineas de los grandes libros y descubrí que al final, "el tiempo todo locura", y que es ese mismo tiempo el que pone a cada persona en su lugar. Sin irme muy lejos, sin defenderme de las falsas mentiras, sin intentar convencer a nadie sobre mi verdad...
Simplemente saliéndome de ese mar que me había tenido tanto tiempo sujeta, abandonando esa pequeña tabla y cogiendo las riendas de mi vida mientras me sentaba a esperar en un nuevo barco.



Y yo marineros, ya estoy aprendida, curada y de paso.