jueves, 5 de diciembre de 2013

Dejemos que nuestras copas rebosen...

Siempre nos contaron que debíamos buscar a nuestra media naranja, que era la parte que habíamos perdido y que encontrándola, nos acabaría complementando. Nos hicieron creer que estábamos limitados e incompletos y por eso, cuando pasábamos tiempo sin encontrarla, nos sentíamos perdidos.

Nadie nos contó que nosotros no eramos una fruta dividida, ni tampoco un vaso a medio llenar.
Somos nosotros quien debemos completarnos, quienes debemos crecer lo suficiente para sentirnos plenos, para saber que estamos llenos.

Y sólo sintiéndonos así, podremos ofrecerle algún día a otra persona, una copa de vino a rebosar, llena de nuestras mejores cualidades. Ser nosotros mismos y ser lo suficientemente completos para brindar en la vida con otras personas, es lo que debemos aspirar a ser y probablemente, lo mejor que vamos a dar.

Por eso hace ya un tiempo, creyendo firmemente en esta gran verdad, escribí para una amiga, un cuento llamado "La princesa que no sabía que era una cereza". Un cuento que dará mucho que hablar ya que trata sobre mitades incompletas, corazones tristes y manos entrelazadas...
¿Tenéis ganas de leerlo? ¡Pues estáis de suerte! Ya que Isella y yo, también estamos preparando algo especial con él... ¡Pero ya lo sabréis a su debido tiempo, ahora os toca esperar!



De momento, ofreceremos una vez más, lo mejor de nosotros mismos y haremos caso a esta frase de Machado: "Demos tiempo al tiempo, para que el vaso rebose, hay que llenarlo primero".

¡Salud amigos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario