viernes, 16 de diciembre de 2011

El efecto mariposa transformó al hombre de mis sueños...


Un antiguo proverbio chino dice que: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.

A veces en la vida, nos sentimos pequeñitos, creemos que nuestros actos o nuestras palabras van a caer en sacos rotos. Nos sentimos impotentes luchando contra gigantes, sintiendo que cada vez perdemos más fuerza, solemos olvidar que en esas situaciones no es la fuerza lo que más vale, son nuestras ganas de luchar y nuestra valentía. Si creemos que podemos ganar, si lo soñamos como hizo David, venceremos a Goliat, sólo hay que perder el miedo a los gigantes. Los gigantes en mi vida suelen ser los cambios, la decisión de escoger, tomar caminos y abandonar otros otros…

Pero son inevitables y necesarios, se suele decir que todo el mundo debemos reinventarnos al menos una vez en la vida, pero yo pienso que debemos hacerlo muchas veces, que debemos aspirar siempre a una metamorfosis mejor.
Todos nos hemos reinventado también en el amor, hemos ido transformando y modelando al hombre de nuestros sueños a medida que hemos vivido experiencias.

Si miro atrás, el príncipe azul que yo soñaba de pequeña, ha cambiado muchas veces de color.
Ya no viene en caballo ni tiene espada y suele llevar deportivas. No me salva de dragones ni de brujas porque prefiero luchar yo misma. Se suele enfadar y también se equivoca, a veces ni siquiera tenemos los mismos gustos, pero basta una mirada para saber que de cualquier forma y en cualquier lugar él encontraría un castillo donde seguir escribiendo nuestro cuento.  

Si apareciera de repente no me extrañaría, porque las cosas importantes de la vida llegan cuando menos lo esperamos...
Mientras tanto como dice Vega: “que si la vida no me trata bien, yo me voy por pies a ese lugar donde las manzanas sientan bien”.

Otras veces, pienso que ya lo he encontrado…


Obra: El libro de la vida de David Kracov

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